La expiación de Jesucristo es el evento más importante en la historia del mundo. Es el punto central y el enfoque del Plan de Salvación de Dios para nosotros.
La doctrina de La Iglesia de Jesuscristo de los Santos de Los Ultimos Dias tiene una visión diferente de la caída de Adán y Eva que el resto del mundo cristiano. Lo vemos como un paso necesario en el plan de salvación. No creemos en el «pecado original», sino que los bebés nacen en la inocencia y permanecen inocentes hasta que tienen la edad suficiente para distinguir el bien del mal y comprender el proceso de arrepentimiento, alrededor de los ocho años, que es cuando los niños dispuestos se bautizan.
El Jardín del Edén era el paraíso, pero no había muerte ni nacimiento. Para “multiplicarse y henchir la tierra”, Adán y Eva tuvieron que dejar el Jardín del Edén por una esfera más baja.
22 Pues, he aquí, si Adán no hubiese transgredido, no habría caído, sino que habría permanecido en el Jardín de Edén. Y todas las cosas que fueron creadas habrían permanecido en el mismo estado en que se hallaban después de ser creadas; y habrían permanecido para siempre, sin tener fin.
23 Y no hubieran tenido ahijos; por consiguiente, habrían permanecido en un estado de inocencia, sin sentir gozo, porque no conocían la miseria; sin hacer lo bueno, porque no conocían el pecado.
24 Pero he aquí, todas las cosas han sido hechas según la sabiduría de aquel que todo lo asabe.
25 aAdán bcayó para que los hombres existiesen; y cexisten los hombres para que tengan dgozo.
(2 Nefi 2:22-25).
Cristo venció dos tipos de muerte
La caída de Adán trajo dos tipos de muerte al mundo: la muerte física y la muerte espiritual (a veces llamada la «Segunda Muerte»), que se define como la separación de Dios. La expiación de Cristo ha vencido a ambos. Cristo fue las primicias de la resurrección, y debido a esto, todos resucitarán, tanto los inicuos como los justos de la tierra, y de hecho, todos los seres vivos.
Cristo también ha vencido la muerte espiritual al tomar nuestros pecados sobre Él. En Getsemaní, tomó sobre Sí mismo todas nuestras penas, arrepentimientos y sufrimientos. Tanto sufrió, que sangró por cada poro. Él voluntariamente dio Su vida como el gran e infinito sacrificio final, para que aquellos que se arrepientan y crean en Su nombre nunca tengan que sufrir por sus propios pecados. Tenemos alguna indicación de cuánto sufrió Cristo cuando leemos Su advertencia a aquellos que lo rechazan y por lo tanto deben sufrir por sus propios pecados:
15 así que, te mando que te arrepientas; arrepiéntete, no sea que te hiera con la vara de mi boca, y con mi enojo, y con mi ira, y sean tus padecimientos dolorosos; cuán dolorosos no lo sabes; cuán intensos no lo sabes; sí, cuán difíciles de aguantar no lo sabes.
16 Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten;
17 mas si no se arrepienten, tendrán queapadecer así como yo;
18 padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener que beber la amarga copa y desmayar.
19 Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos para con los hijos de los hombres. (Doctrina y Convenios 19:15-19).
A través de la expiación de Cristo y a través de nuestro arrepentimiento y fe en Su nombre, podemos ser purificados. Aunque no podemos abrirnos camino al cielo, ni volvernos lo suficientemente perfectos usando nuestro propio poder para regresar a la presencia de Dios, a través de la gracia de Cristo podemos ser lavados y obtener la exaltación a la presencia de Dios por la eternidad. Así, Cristo ha vencido la Muerte Segunda por nosotros.
¿Qué significa ser “nacido en la inocencia”?
En el Libro de Mormón, el profeta Mormón analiza la doctrina errónea del bautismo de infantes:
8 Escucha las palabras de Cristo, tu Redentor, tu Señor y tu Dios: He aquí, vine al mundo no para llamar a los justos al arrepentimiento, sino a los pecadores; los sanos no necesitan de médico sino los que están enfermos; por tanto, los niños pequeños son sanos, porque son incapaces de cometer pecado; por tanto, la maldición de Adán les es quitada en mí, de modo que no tiene poder sobre ellos; y la ley de la circuncisión se ha abrogado en mí.
9 Y de esta manera me manifestó el Espíritu Santo la palabra de Dios; por tanto, amado hijo mío, sé que es una solemne burla ante Dios que bauticéis a los niños pequeños.
10 He aquí, te digo que esto enseñarás: El arrepentimiento y el bautismo a los que son responsables y capaces de cometer pecado; sí, enseña a los padres que deben arrepentirse y ser bautizados, y humillarse como sus bniños pequeños, y se salvarán todos ellos con sus pequeñitos.
11 Y sus niños pequeños no necesitan el arrepentimiento, ni tampoco el bautismo. He aquí, el bautismo es para arrepentimiento a fin de cumplir los mandamientos para la bremisión de pecados.
12 Mas los niños pequeños viven en Cristo, aun desde la fundación del mundo; de no ser así, Dios es un Dios parcial, y también un Dios variable que hace acepción de personas; porque, ¡cuántos son los pequeñitos que han muerto sin el bautismo!
13 De modo que si los niños pequeños no pudieran salvarse sin ser bautizados, estos habrían ido a un infierno sin fin.
19 Los niños pequeños no pueden arrepentirse; por consiguiente, es una terrible iniquidad negarles las misericordias puras de Dios, porque todos viven en él por motivo de su misericordia.
20 Y el que diga que los niños pequeños necesitan el bautismo niega las misericordias de Cristo y desprecia su aexpiación y el poder de su redención.
21 ¡Ay de estos, porque están en peligro de muerte, infierno y un tormento sin fin! Lo digo osadamente; Dios me lo ha mandado. Escuchad estas palabras y obedecedlas, o testificarán contra vosotros ante el tribunal de Cristo.
22 Porque he aquí, todos los niños pequeñitos viven en Cristo, y también todos aquellos que están sin ley. Porque el poder de la redención surte efecto en todos aquellos que no tienen ley; por tanto, el que no ha sido condenado, o sea, el que no está bajo condenación alguna, no puede arrepentirse; y para tal el bautismo de nada sirve;
—(Moroni 8:8-13, 19-22).
Así, los niños pequeños que mueren son salvos y exaltados a la presencia de Dios en el reino más alto de los cielos.
No somos responsables por la transgresión de Adán
El segundo de los Artículos de Fe de la Iglesia de Jesucristo dice lo siguiente: “Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados y no por la transgresión de Adán”.
Nacidos en la inocencia, cada uno de nosotros viene a este mundo lleno de la Luz de Cristo. Esta luz actúa como nuestra conciencia y está destinada a ayudarnos a tomar aquellas decisiones que nos llevarán a la presencia de Dios. Si somos sensibles a ella, nos llevará a buscarlo. El Señor está dispuesto a contestar las oraciones de quienes se presentan humildemente a sus pies. La revelación personal de lo alto está disponible para todos los buscadores sinceros. La revelación personal, la guía celestial, puede enseñarnos nuestra responsabilidad personal por nuestra propia salvación, a través de la gracia siempre disponible de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Este articulo fue publicado originalmente en Ingles en historyofmormonism
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