Presidente Russell M. Nelson: Esto he aprendido durante la pandemia

El presidente Russell M. Nelson de La Iglesia de Jesucristo
El presidente Russell M. Nelson de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y su esposa, la hermana Wendy Nelson, son entrevistados en Salt Lake City el viernes 29 de mayo de 2020. Crédito: Jeffrey D. Allred, Deseret News

Ahora que ya han pasado tantos meses de esta pandemia del COVID-19, pensé que podría compartir algo de lo que he aprendido. He sentido mucho pesar sobre esta pandemia; he llorado con familias que han perdido a seres queridos. Muchos han perdido sus empleos. Algunas personas han luchado para encontrar alimentos y provisiones adecuados. Se han cancelado, pospuesto o cambiado de alguna manera ceremonias de graduación, matrimonios y funerales. Siento gran compasión por todas las personas que han sufrido.

Al mismo tiempo, Wendy y yo hemos aprendido mucho. Incluso entre nubes de dolor, hemos encontrado algunas cosas positivas. Muchas familias han vuelto a consagrar a sus hogares como santuarios de fe. Muchos comprenden mejor lo importante que es la familia y que en verdad esta es ordenada por Dios, con un destino eterno.

Asimismo, hemos aprendido que el temor, el aislamiento y la pérdida pueden mitigarse al dedicarnos al cuidado de otras personas. Incontables profesionales de la salud han arriesgado sus propias vidas al cuidado de los demás. Agricultores, farmacéuticos, camioneros, almaceneros y otras personas han arriesgado su propia salud para servir las necesidades urgentes de los demás.

Queridos amigos, el camino por delante puede tener obstáculos, pero nuestro destino es sereno y seguro. Por lo tanto, ajusten su cinturón de seguridad, sosténganse a través de los obstáculos y hagan lo que es correcto. Su recompensa será eterna. En 1831, el Señor hizo una promesa a Sus santos, que aún es relevante para cada uno de nosotros en esta época: “Sed de buen ánimo, pues, y no temáis, porque yo, el Señor, estoy con vosotros y os ampararé; y testificaréis de mí, sí, Jesucristo, que soy el Hijo del Dios viviente; que fui, que soy y que he de venir” (D. y C. 68:6).

Salir de la versión móvil