Así que, no temáis, rebañito; haced lo bueno; aunque se combinen en contra de vosotros la tierra y el infierno, pues si estáis edificados sobre mi roca, no pueden prevalecer. — Doctrina y Convenios 6:34
En los tiempos difíciles, la fe puede parecer lejana. Las crisis económicas, las tensiones familiares y los desafíos personales pueden hacer que muchos se sientan paralizados espiritualmente. Pero es precisamente en medio de la incertidumbre cuando el Señor nos invita a tomar la iniciativa espiritual y sanar nuestras relaciones más importantes — comenzando en el hogar.
Tomar la iniciativa espiritual
Actuar con fe no siempre significa grandes gestos. A veces significa ser el primero en orar, en leer las Escrituras en familia, o en traer paz a una conversación difícil. Como enseña el Señor en Doctrina y Convenios 58:27: «
“De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia.
En otras palabras, no hay que esperar a que alguien más dé el primer paso espiritual. Si sentimos que en casa hay frialdad espiritual, discusiones o distanciamiento, el cambio puede comenzar con uno mismo. Incluso un acto pequeño de humildad y fe puede invitar al Espíritu al hogar.
Perdonar como Cristo perdona
Muchos hogares están marcados por heridas pasadas: palabras duras, promesas rotas, silencios prolongados. El perdón, lejos de ser una señal de debilidad, es una de las expresiones más poderosas de fe y fortaleza. En Doctrina y Convenios 64:10, el Señor declara:
“Yo , el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres.”
El perdón no justifica lo que se hizo mal, pero rompe las cadenas del resentimiento que nos impiden avanzar espiritualmente. A veces, perdonar a un familiar no cambia inmediatamente la relación… pero sí cambia nuestro corazón.
Aplicaciones prácticas
Aquí algunas formas concretas de actuar con fe y cultivar el perdón en casa:
- Inicia tú la oración familiar: incluso si solo tú participas al principio, el ejemplo constante invita al Espíritu.
- Escribe una carta de perdón (aunque no la entregues): expresar lo que sientes puede ser el primer paso para soltar la carga.
- Estudia Doctrina y Convenios 64 con tu familia: reflexiona sobre el poder del perdón como mandamiento y sanación.
- Evita palabras de reproche: reemplaza frases como “tú siempre…” por “me gustaría que…” o “siento que…”.
- Ora específicamente por la persona con la que tienes conflicto: el amor cristiano se cultiva, no se impone.
🌤️ El hogar como lugar de milagros
Nuestro hogar puede ser el escenario de milagros silenciosos: reconciliaciones inesperadas, mayor paciencia, cambios de actitud. El Salvador no necesita condiciones perfectas para obrar maravillas. Solo pide corazones dispuestos, personas que estén dispuestas a decir: “Aquí estoy, Señor. Envíame a mí”… aunque el lugar de la misión sea el comedor de nuestra propia casa.
¿Hay una conversación que estás evitando? ¿Una disculpa que sabes que deberías ofrecer? ¿Un paso espiritual que podrías dar hoy?
Actuar con fe y perdonar no es solo cambiar el rumbo del hogar, sino también sanar nuestro propio espíritu.
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