Nefi nos dejó una exhortación muy asombrosa en 2 Nefi, que viene de un capítulo ubicado cuidadosamente entre los difíciles “capítulos de Isaías” y la alegoría de Jacob del olivo (tal vez sea la razón por la que nunca antes lo noté). Si algo se desliza entre las grietas, estaría allí. De todos modos, sin más preámbulos.
2 Nefi 30: 1-2
Y ahora bien, he aquí, amados hermanos míos, quisiera hablaros; porque yo, Nefi, no quisiera permitiros suponer que sois más justos de lo que serán los gentiles. Pues he aquí, a no ser que guardéis los mandamientos de Dios, todos pereceréis igualmente; y a causa de las palabras que se han dicho, no debéis suponer que los gentiles serán totalmente destruidos.Porque he aquí, os digo que cuantos de los gentiles se arrepienten son el pueblo del convenio del Señor; y cuantos judíos no se arrepientan serán talados; porque el Señor no hace convenio con nadie sino con aquellos que se arrepienten y creen en su Hijo, que es el Santo de Israel.
En estos versículos, Nefi está hablando a su pueblo sobre sus antepasados judíos y su condición como “pueblo del convenio” del Señor, de eso se trata todo el capítulo en 2 Nefi. Pero, los principios que enseña son tan verdaderos para nosotros en la actualidad como lo fueron para los antiguos nefitas en el año 550 a.c. Si Nefi estuviera vivo en nuestro tiempo, no creo que tuviera ningún problema con que comparáramos las escrituras con nosotros mismos, así:
Y ahora bien, he aquí, amados [miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días], quisiera hablaros; porque yo, Nefi, no quisiera permitiros suponer que sois más justos de lo que serán los [que no son miembros]. Pues he aquí, a no ser que guardéis los mandamientos de Dios, todos pereceréis igualmente; y a causa de las palabras que se han dicho, no debéis suponer que los [que no son miembros] serán totalmente destruidos.Porque he aquí, os digo que cuantos de los [que no son miembros] se arrepienten son el pueblo del convenio del Señor; y cuantos [miembros de la iglesia] no se arrepientan serán talados; porque el Señor no hace convenio con nadie sino con aquellos que se arrepienten y creen en su Hijo, que es el Santo de Israel.
Ser mormón ≠ ser más justos que los demás
Revisemos esos versículos en 2 Nefi: “Yo, Nefi, no quisiera permitiros suponer que [los miembros de la iglesia de jesucristo de los santos de los ultimos dias] sois más justos de lo que serán los [que no son miembros].”
Esto es importante. Nefi se dirige directamente al orgullo de su pueblo (y nuestro orgullo) al dejar en claro que solo porque nos llamemos “pueblo del convenio” no significa que seamos más justos que aquellos que no pertenecen a nuestra fe.
No existen guiños sabios sujetos a esa declaración. No solo estamos intentando fingir humildad aquí. No es una fachada condescendiente y si lo es, no debe ser así. Es un hecho sencillo. Si pensamos que nuestra afiliación con la iglesia nos convierte automáticamente en personas más justas que cualquier otra, estamos equivocados.
No ser mormón ≠ condenación
O, como en 2 Nefi, “no debéis suponer que los [que no son miembros de la iglesia de jesucristo de los santos de los ultimos dias] serán totalmente destruidos.”
Sí, nos debemos sentir extremadamente bendecidos de tener el evangelio restaurado en nuestras vidas ahora mismo. Tenemos acceso a la doctrina completa, la autoridad del sacerdocio y las ordenanzas de salvación. Pero, no olvidemos la parábola de los obreros de la viña.
Para Dios, no importa si recibimos esas ordenanzas de salvación en la hora uno o en la hora once, al final del día la recompensa es la misma. Y, para ser claro, la viña en esta parábola no es la iglesia, es el reino de Dios.
No juzguemos a los demás porque el empleado lo encontró antes que otra persona. Todavía hay mucho tiempo en el día.
¿La iglesia es importante? ¡Definitivamente! Pero, es el vehículo, no el destino. Eso son las iglesias. El luteranismo es un vehículo, el catolicismo es un vehículo, el presbiterianismo es un vehículo. La única diferencia es que creemos que nuestro vehículo es un vintage circa 0034 d.c. restaurado, modelo originalmente creado por el mismo Cristo. A los otros carros les faltan algunas piezas esenciales que harán el viaje un poco más difícil.
Afortunadamente, el Señor tiene provisiones en su plan para ayudar a aquellas personas en los carros que van en diferentes caminos: ordenanzas vicarias, obra misional para los vivos y los muertos, el milenio. Se supone que todos esos elementos trabajen juntos para ayudarnos a TODOS a llegar a las puertas del cielo: los SUD, los que no son SUD, hombres, mujeres, esclavos, libres, blancos, negros y más.
No se termina hasta llegar al final. Todavía hay tiempo para nosotros, los SUD o no, para arrepentirnos y creer en Cristo. El juicio final todavía no ha pasado. Trabajemos y demos nuestro mejor esfuerzo para estar listos para cuando suceda.
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