Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tienen el mandamiento de participar de la Santa Cena cada semana (DyC 59: 9,12).
Cuando el sacerdocio ofrece la oración de las Escrituras sobre el pan, le pide a Dios, el Padre Eterno, que todos los que participen puedan dar “testimonio ante ti… que están dispuestos a tomar sobre sí el nombre de tu Hijo.”(DyC 20:77; Moro 4:3). Esto renueva el convenio hecho en las aguas del bautismo de que llevaremos sobre nosotros el nombre de Jesucristo y “de que lo serviréis y guardaréis sus mandamientos” (Mosíah 18:10).
En las escrituras modernas, las personas que desean ser bautizadas deben testificar ante la Iglesia “que se han arrepentido verdaderamente de todos sus pecados, y que están dispuestos a tomar sobre sí el nombre de Jesucristo, con la determinación de servirle hasta el fin.” (DyC 20:37; véase también 2 Ne. 31:13; Moro 6:3).
¿Qué significa hacer un convenio por medio del bautismo y estar “dispuestos a tomar sobre [nosotros] el nombre de Jesucristo” al participar de la Santa Cena?”
Hay al menos tres significados. Cada uno de los cuales expresa un nivel diferente de progreso espiritual.
Primer Significado
Se refiere a la identidad. Tomamos sobre nosotros el nombre de nuestro Salvador en ese sentido cuando nos convertimos en miembros de la Iglesia que lleva su nombre.
Por Su mandamiento, Su Iglesia se llama La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (DyC 115:4). De manera similar, asumimos el nombre de Jesucristo cada vez que proclamamos públicamente nuestra creencia en Él. En ello, guardamos el mandamiento moderno:
“Tomad sobre vosotros el nombre de Cristo, y declarad la verdad con solemnidad.” (DyC 18:21).
También tomamos sobre nosotros Su nombre, Su identidad, cada vez que actuamos en nuestra fe en Él.
El Elder Jeffrey R. Holland explica esto de la siguiente manera:
“De tantas maneras como sea posible, tanto en forma figurada como literal, tratamos de tomar sobre nosotros Su identidad. Buscamos Sus enseñanzas y volvemos a contar las historias de Sus milagros. Enviamos testigos de los últimos días, incluidos profetas, apóstoles y misioneros a todo el mundo para declarar Su mensaje. Nos llamamos Sus hijos, y testificamos que Él es la única fuente de la vida eterna.” (“Ven y ved”).
Segundo Significado
Se refiere a aplicar el significado del nombre de Dios como la autoridad o la obra de Dios. Al dar testimonio de nuestro deseo y voluntad de llevar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, manifestamos nuestro deseo de actuar de acuerdo con Su autoridad y hacer Su obra, que es llevar a cabo la vida eterna del hombre.
Por este medio, hacemos un convenio de aceptar llamamientos en Su Iglesia y ser diligentes en el cumplimiento de las responsabilidades de esos llamamientos. Este significado y este convenio traen una nueva luz sobre el tercer mandamiento:
“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.” (Éxodo 20:7).
Más que un mandamiento en contra de pronunciar las palabras de los nombres sagrados de manera incorrecta (como por ejemplo: blasfemias), este es también un mandamiento de no estar inactivo en el ejercicio de Su autoridad, la cual nos ha sido conferida, o en llevar a cabo esa parte de Su obra que se ha asignado para nosotros.
Tercer Significado
Se basa en el hecho de que lo que testificamos no es que tomemos Su nombre, sino que estamos dispuestos a hacerlo. Este significado, por lo tanto, debe estar relacionado con algún evento o estado futuro que no asumimos por nosotros mismos, sino que depende de la autoridad o iniciativa del Salvador mismo. Sólo en Su acción, tomaremos Su Santo Nombre sobre nosotros en este sentido importante.
¿Qué evento o estado futuro podría contemplar este convenio?
Este significado de tomar Su nombre sobre nosotros se refiere a nuestra relación con nuestro Salvador y las incomprensibles bendiciones disponibles para aquellos que eventualmente lograrán lo que el apóstol Pablo llamó “un varón [y mujer] perfecto [a], a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” (Efesios 4:13).
De acuerdo con este significado, cuando somos testigos, por nuestra voluntad, de tomar el nombre de Jesucristo, estamos manifestando nuestro compromiso de hacer todo lo posible para ser contados entre aquellos a quienes elegirá para estar a Su diestra y ser llamados por Su nombre (Su esencia) en el último día.
En este sentido sagrado, nuestro testimonio de que estamos “dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo” constituye nuestra declaración de candidatura para la exaltación en el Reino Celestial. De esta manera, somos testigos de nuestra determinación en hacer todo lo posible para venir a Cristo y recibir la plenitud del Padre, que es la vida eterna, “el mayor de todos los dones de Dios” (DyC 14:7).
En resumen, podemos pensar que el convenio de la Santa Cena de tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo que comprende al menos tres significados, cada uno de los cuales expresa un nivel diferente y ascendente de progreso espiritual o madurez.
Primero, queremos expresar nuestra disposición a ser identificados como creyentes en Jesucristo y como miembros de la Iglesia que lleva Su nombre y proclama Su Evangelio a todo el mundo.
En segundo lugar, queremos expresar nuestra voluntad de asumir nuestra medida asignada de la autoridad y la obra del Salvador para llevar a cabo la vida eterna de los hijos de Dios, lo que incluye aceptar y trabajar diligentemente para cumplir las responsabilidades de nuestros propios llamamientos en Su reino.
En tercer lugar, somos testigos de nuestro compromiso de esforzarnos por calificar para la exaltación en el Reino Celestial.
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