“La Santa Cena es un recordatorio amoroso de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo. Es un recordatorio inmensamente espiritual, pero también es uno que podemos ver, oír, oler, probar y tocar cada semana.”
Si estás buscando un artículo complejo que responda todas tus preguntas sobre la ordenanza de la Santa Cena, lamento decepcionarte, este no es el que buscas. No dejes que mi uso de la palabra te engañe, sólo soy un joven promedio con preguntas sobre el Evangelio, igual que tú.
Las preguntas más recientes que han estado revoloteando en mi cabeza tienen que ver con la ordenanza de la Santa Cena. Basándome en cuán fuertemente los Profetas modernos enfatizan el día de reposo y el papel de la Santa Cena, parece que son una GRAN OPORTUNIDAD, pero últimamente he luchado por entender por qué la Santa Cena es tan importante.
Uno de los propósitos de la Santa Cena es renovar el convenio y las bendiciones del bautismo, pero el perdón de los pecados no es algo exclusivo a los domingos, entonces, ¿qué hace única a la Santa Cena? ¿Qué puedo obtener de la Santa Cena que no puedo obtener en ningún otro lado?
Tengo buenas noticias y malas noticias. La mala noticia es que todavía no creo que pueda responder satisfactoriamente todas esas preguntas. La buena noticia es que he llegado a entender eso un poco mejor durante las últimas semanas de estudio.
Esto es lo que he aprendido: Esta bien si es que no entiendes por completo a la Santa Cena
¿Entendemos completamente la expiación de Jesucristo? ¿Podemos comprender el dolor, el sufrimiento y el amor incondicional que experimentó durante esas horas en Getsemaní, en la cruz y en Su resurrección? Tal vez podamos entender la teoría general que lo respalda (es decir, Él murió para que podamos vivir) pero, ¿realmente sabemos por lo que Cristo pasó? No, ni un poco.
Si no podemos comprender en su totalidad la expiación de Cristo ahora (creo que nunca lo haremos), no podremos comprender totalmente la Santa Cena, porque se trata de la expiación. Entonces, si tiene preguntas sobre la Santa Cena, al igual que yo, no te sientas mal contigo mismo.
Hay dos hemisferios en la Santa Cena
Primero, está el aspecto del poder literal y físico que surge como resultado de la Santa Cena. La segunda categoría tiene que ver con el valor simbólico, que de ninguna manera está destinado a ser más que un sentimiento reconfortante. Debería reflejar un cambio real en nosotros. Primero, analicemos la primera categoría.
1. El poder literal y físico de la Santa Cena
Me encanta esta metáfora que el Dr. Anthony Sweat, autor, pintor y profesor de religión de BYU, hizo hace tiempo:
“Una de las bendiciones especiales de mi vida es que tengo pleno acceso a todos los dones, habilidades y recursos de mi esposa: su conocimiento, sabiduría, talentos, fuerza, bondad y hermosura. ¿Por qué soy tan afortunado de tener todos los recursos de Cindy Sweat a mi alcance? Bueno, porque me casé con ella. Le di mi vida y ella me dio su vida, y nos convertimos en uno: Somos los Sweat! (vaya qué nombre, amo a mis antepasados). Es la ordenanza del matrimonio lo que me conecta a todo eso y a ella; nos da acceso completo a lo que cada uno puede ofrecer al otro.
Ahora, ¿por qué te cuento esto sobre el matrimonio? Permítanme explicar con un versículo de Doctrina y Convenios: ‘Así que, en sus ordenanzas se manifiesta el poder de la divinidad’. En otras palabras, las ordenanzas de evangelio nos dan acceso al poder de Dios en nuestras vidas y nos ayudan a ser más como Él. Así como una persona obtiene pleno acceso a los dones, habilidades y poderes de su cónyuge a través de la ordenanza del matrimonio, a través de las ordenanzas del Evangelio obtenemos acceso a los dones, habilidades y poderes de Dios.”
Muy genial, ¿verdad? Uno de los propósitos de las ordenanzas es literalmente hacernos más como Dios el Padre y Jesucristo. Están desean volvernos uno con ellos, ya que son uno con el otro.
“Para que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Y la gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en uno, para que el mundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos, como también a mí me has amado”
Renovar el convenio bautismal a través de la Santa Cena
Muchas de las bendiciones de la ordenanza de la Santa Cena, sin duda, pasan desapercibidas, pero como ejemplo, recordar el convenio bautismal que renovamos cada vez que la tomamos.
El presidente Dallin H. Oaks dijo que cuando participamos de la Santa Cena:
“Somos testigos de que estamos dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo y recordarlo siempre y guardar Sus mandamientos. Cuando cumplimos con este convenio, el Señor renueva el efecto purificador de nuestro bautismo. Somos limpios y siempre podemos tener Su espíritu con nosotros.”
¡Que genial! ¡Podemos estar limpios de nuevo!
Ninguna cosa inmunda puede entrar en la presencia de Dios, así que es genial que podamos ser limpios y tener el Espíritu con nosotros todo el tiempo. Pero espera, hay mas. Tratemos de ver esto de otra manera. Dios no quiere que estemos espiritualmente limpios sólo porque es un requisito para volver a Su presencia. Necesitamos estar limpios porque Él lo es. La limpieza espiritual es un atributo de Dios, y debemos llegar a ser como Él.
Lo mismo ocurre con el acceso al Espíritu Santo. Sí, el Espíritu puede protegernos y hacernos sentir un calor por dentro, pero también nos permite echar un vistazo a la mente de Dios. Nos permite pensar como Dios piensa y sentir lo que Dios siente.
¿Puedes ser perdonado sin la Santa Cena? Sí, pero la Santa Cena es una ordenanza y es mediante las ordenanzas que se puede manifestar todo el poder de la piedad. ¿Por qué? No lo sé. De todos modos, la Santa Cena no sólo trata sobre el perdón y la renovación de los convenios, tampoco. Definitivamente es una ventaja, pero hay mucho más.
2. Lo simbólico
El Sacrificio
En los tiempos del Antiguo Testamento, bajo la Ley de Moisés, las personas sacrificaban animales a diario. Probablemente estés familiarizado con algunos de los requisitos que se tenían para los animales, tenía que ser un cordero macho, sin imperfecciones, tan perfecto como se podía.
Los corderos eran sacrificios que simbolizaban el futuro sacrificio expiatorio de Jesucristo. Nosotros, por otro lado, estamos en el otro extremo del espectro cronológico. La expiación ya ha sucedido. Mientras que antes se ofrecían sacrificios como una forma de esperar la expiación, nosotros ofrecemos un tipo diferente de sacrificio para progresar gracias la expiación. Nuestro sacrificio se encuentra evidente en las oraciones sacramentales:
Recordar a Jesucristo
Tomar sobre nosotros el nombre de Cristo
Guardar los mandamientos
Esta es una forma en la que podemos cumplir el mandamiento de Cristo a los nefitas:
“Y vosotros ya no me ofreceréis más el derramamiento de sangre; sí, vuestros sacrificios y vuestros holocaustos cesarán… Y me ofreceréis como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Y al que venga a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito.”
Deuda de vida
Antes de ofrecer sacrificios en el antiguo Israel, el que ofrecía el sacrificio ponía sus manos sobre la cabeza del cordero y lo dedicaba al Señor como un digno sustituto de ellos mismos. Simbólicamente transferirían sus pecados al animal, reflejando cómo Cristo tomó cada uno de nuestros lugares, y cada uno de nuestros pecados, en el altar de sacrificio metafórico.
Cristo hizo por nosotros lo que no pudimos hacer por nosotros mismos. Cuando los poseedores del sacerdocio bendicen la Santa Cena (en un altar) todos los domingos y los diáconos la pasan por nuestra fila, deberíamos mirar el “cuerpo y sangre” en esas bandejas pensando que hubiera sido imposible ser salvos sin el sacrificio de Cristo por nosotros. “Estamos eternamente en deuda con Jesucristo.”
Generalmente, cuando pensamos en una deuda de vida, pensamos en servicio y dedicación de por vida. Y sí, debemos estar dedicados a Cristo y servirle, pero Él no quiere que seamos Sus esclavos. Él quiere que nos volvamos como Él. Devoción y servicio son atributos de Cristo que debemos desarrollar a medida que seguimos Sus pasos.
Volvernos como Cristo
Durante la Santa Cena, prometemos tomar el nombre de Cristo sobre nosotros mismos (¿recuerda la referencia matrimonial del Dr. Sweat?). Tu nombre ahora es simbólicamente Jesucristo. Es otra sugerencia simbólica que necesitamos ser uno con Él.
No olvides que estamos tomando de manera simbólica el cuerpo y la sangre de Cristo. Estamos asimilando Su ser en el nuestro. Esa es otra pista que nos impulsa a ser uno con Cristo.
Ahora recibimos la bendición física de la limpieza espiritual y el acceso a la mente, el corazón y la voluntad de Dios a través del Espíritu y los atributos de Cristo, nuestro nombre es Jesucristo, nuestro cuerpo también es Jesucristo.
A través de la ordenanza de la Santa Cena, Dios está haciendo su parte para convertirnos en seres semejantes a Su Hijo, y nos urge a hacer nuestra parte también. (No puede hacer todo el trabajo. Hacer un esfuerzo por cambiar es otro atributo que tenemos que desarrollar para llegar a ser como Cristo).
Recordarlo Siempre
“Entonces tomó el pan, y habiendo dado gracias, lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. Asimismo, tomó también la copa, después que hubo cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo convenio en mi sangre, que por vosotros se derrama.”
Creo que inconscientemente he pasado por alto este aspecto de la Santa Cena innumerables veces, porque recordar a Cristo y Su sacrificio no es difícil para mí. Hago mi mejor esfuerzo para tomar la Santa Cena cada semana, voy a la Escuela Dominical, oro todos los días, leo las Escrituras, pero mi investigación sobre la Santa Cena ha cambiado mi perspectiva.
No puedes recordar nada sin un recordatorio. La Santa Cena es un recordatorio amoroso de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo. Es un recordatorio inmensamente espiritual, pero también es uno que podemos ver, oír, oler, probar y tocar cada semana. ¿Qué es lo que Él está tratando de recordarnos con tanto frecuencia?
Él quiere recordarnos, a cada uno de nosotros, con poder y con frecuencia, que gracias a Él, sin importar quién seas, en donde estés o qué hayas hecho, que aún hay esperanza.
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